lunes, 21 de junio de 2010

Mundial Sudáfrica 2010: las vuvuzelas en el centro del debate




Mundial Sudáfrica 2010: las vuvuzelas en el centro del debate
Algunos se vuelven "locos". Otros quieren respetar la cultura sudafricana. Los lectores opinan sobre el sonido del Mundial.

"El año pasado, Xabi Alonso se quejó del ruido de las vuvuzelas, sin embargo, enseguida lo ví en una foto de su regreso a España, en la que llevaba tres en su bolso".

Fue viendo a un hincha del club de Soweto cuando el joven Van Schalkwyk, de 37 años de edad en la actualidad, tuvo la inspiración que cambió su vida. "Yo jugaba en los juveniles del Santos (un club de Ciudad del Cabo) y tras marcar un gol vi a aquel hincha soplando un cuerno de metal. Entonces, me dije 'aquí hay algo para hacer'", se explica.

Mucho más tarde, en 2001, Van Schalkwyk lanzaría su primera trompeta de plástico en el mayor de los anonimatos. "Comenzamos con 500 unidades vendidas en un año, pero también tuvimos que regalar muchas para crear el interés". En 2002, un pedido de 20.000 unidades hizo lanzar la producción a gran escala.

"¡Soplemos nuestras vuvuzelas!" fue su reacción cuando su país obtuvo, en 2004, la organización del Mundial-2010. "Ubicamos el producto en todos los lugares posibles", añade.

En diez años, su empresa alcanzó a un monto de 7 millones de rands como cifra de negocios (750.000 euros), de los cuales la mitad en el pasado 2009. Sus perspectivas son florecientes.

Su empresa Masincedane Sport controla el 25% del mercado sudafricano, que estima en unos dos millones de vuvuzelas en circulación. Recientemente, se asoció con alemanes para la producción y comercialización de sus trompetas en Europa y parece dispuesto a inundar el mundo, en particular Brasil, donde tendrá lugar el próximo Mundial. "Espero que la FIFA no las prohíba para 2014".

La mayor competencia le llega de China, que inunda el mercado con vuvuzelas cuyo precio al por mayor es de 0,24 euro la unidad. "Las trompetas chinas lastiman los labios con sus boquillas muy delgadas, nosotros fabricamos productos de mucho mejor calidad", sostiene el empresario.

"Consciente del problema de salud" que produce el ensordecedor zumbido de las vuvuzelas, Van Schalkwyk se asoció con la sociedad sin fines de lucro Uthango para vender tapones para las orejas junto a su producto. "Negociamos con Neil para que los tapones estén incluidos en el mismo paquete de la vuvuzela", precisan en Uthango.